El caballero está rendido,
pues hay una batalla sin ganar;
no es contra dragones,
no es contra dragones.
Es así como el caballero,
luego de tanto batallar,
se hace añicos el alma,
no duerme y llora hasta el alba.
Cuenta la historia del tabernero,
que no sufrió porque su madre
falleció el año pasado, sino
porque su doncella lo ha de traicionar.
Muchos días han pasado
desde su último regreso.
Entonces su amada
organiza un banquete.
Nunca se imaginaría él,
que el duque iba a coquetear
con ella, su única amada,
y así enfurecido sube a su corcel.
Galopa por los bosques,
durante un tiempo cuasi infinito,
mientras piensa qué ocurre,
cuándo dejó de ser esto tan bonito.
Y así el caballero en silencio sufre,
pues su compañera lo ha traicionado.
Tiene ganas de tomar azufre,
pero sabe que solo lo haría de cobarde y tarado.
Es por eso que reflexiona, mas no puede
razonar lo que el corazón siente.
Sin embargo sabe que ella merece,
la oportunidad para probar,
que nada es lo que parece.
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