lunes, 25 de febrero de 2013

La desconocida y el tren nocturno

Buenas noches señorita
¿Mi nombre? Iván.
Estoy solo, una hija,
me hace falta compañía.

No le prometo un castillo,
ni un diamante o joyería.
Todo lo daría de mí,
por robarle una sonrisa.

Si tan solo usted supiera
lo preciosa que está usted,
con ese cabello negro
y sus ojos de café.

El atuendo bien le cuadra
con su cara angelical,
y esa mente pensativa,
cuestionando la verdad.

Ojalá doctora pueda
curar este enfermedad:
un caso de mal de amores;
terapia intensiva o más.

Deje que el tren la transforme
en una mujer salvaje:
la luna será su luz;
la pasión, dulce brebaje.

Esta poesía se la escribí a una chica que subió a uno de los últimos trenes Glew - Constitución de ayer, Domingo 24 de Febrero de 2013. LLevaba el pelo largo, suelto, y tenía ojos marrones con sombra celeste que le hacían juego con el ambo que llevaba puesto.
Tenía pensado entregársela, pensando ingenuamente que se iba a bajar en Constitución. Sin embargo, cuando estaba por terminar de transcribirla, veo que a eso de las 23:15 se baja en Lanús lo cuál me dejó con una copia del poema en vano en el cuaderno. Si algún día la encuentro nuevamente, tengo pensado arrancar la hoja y dársela.

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