El guerrero está esperando,
que su doncella decida.
Qué hará de su vida y de su alma,
Si será de uno solo o de ambos.
No piensa, solamente siente.
Determinado a rescatar al reino olvidado.
Suspira relajado durante el viaje,
y sabe muy bien que el corazón no miente.
Y así pasan largamente sus días:
luchando un largo tiempo,
entrenando otro tanto,
sintiendo que el viento que lo roza
es la caricia de ella, amandolo.
Y así transcurren las horas,
Cuando él piensa en ella vuelan,
pero cuando la ve se espesan,
Como la niebla de su viaje hacia Roma.
Y así pasarán los segundos
cuando la mira a los ojos.
Esos destellos de luz pura,
que atraviesan el más profundo lago.
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