Tiene una sonrisa
que a cualquiera enamora
y al regalarla sus pómulos
se vuelven color mora.
Sus ojos son verdes
como el más exótico mar.
Sálvate mientras puedes,
pues su belleza te cautivará.
Helena, querida mía,
nunca te he dicho
lo que por tí yo haría.
Helena, por siempre viva,
ojalá algún día me anime
y pueda besarte de abajo hacia arriba.
Comenzaría por esos pies perfectos
que no paran de bailar
saltando al compás de una música
bastante peculiar.
Luego subiría lentamente por detrás,
acariciando levemente tus rodillas
haciéndote cosquillas en aquella zona
que masajearía a toda hora.
Podría seguir escribiendo
innumerables partes de tu cuerpo,
pues son varias las que desconozco,
pero más aún las que admirar puedo.
Podría seguir describiendo
cómo me gustaría valorar
lo que aprenderemos de nosotros mismos
si poco a poco nos dejáramos amar.
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