Una vez realizado ya el traspaso
el rey confía en su amigo sagrado
pues sabe que no habrá traición
por parte de su más fiel aliado.
Procede entonces a dar el anuncio
del banquete que se hará en su honor.
El caballero se vista de la mejor manera
mientras los cocineros trabajan a más no poder.
Se sientan todos en la mesa,
juglares, caballeros, empleados y más.
Pues el rey es bondadoso
y en su casa, todos son igual.
Ansiosos por lo que va a acontecer,
todos se alimentan de manera impetuosa
Mientras el rey agita de forma vigorosa
la copa que por el suceso le han regalado.
Es allí cuando desciende, luego de prepararse,
la mujer más bella que el caballero haya visto.
Todos los presentes en mudecen, sin palabras,
pues el ángel más bello apareció ante Mefisto.
Con sus ojos café, pelo enrulado de modo perfecto
espalda esbelta y fuerte, pero delicada a la vez.
Su mirada, tierna pero a también tenaz,
se clava en el caballero, totalmente perplejo.
Sus manos, suaves como el más débil río
sus labios tiernos como el bebé de un corcel.
Sus piernas, claras sin nada sombrío,
le recuerdan a la doncella que amó una vez.
Mas no debe confundirse el caballero,
no debe hurgar en el pasado,
pues la unión que está por suceder
es mucho más importante y sagrada.
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