El guerrero se ha encontrado
con un caminante sin camino
que busca la paz y la libertad
interior para él y su pueblo.
Y es así como han transitado
juntos, entonces, varios nidos
de aves místicas y hadas que dan
mucho más que un mero encuentro.
Entonces deciden unírseles
recorriendo millas y millas,
cruzan carreteras a pie
e interminables lagos a nado.
Siguieron transitando el sendero,
hasta que de repente,
Azeroth, el mago,
aparece en el medio de un claro.
Los invita, montado en su dragón
a volar lejos del pantano
ya que él sabe no es sabio
cruzarlo en horas de luna.
Los dos aceptan agradecidos,
preguntándole a dónde se dirigía.
Él, dubitativo, les indica
que ningún lugar planeado tenía.
Es así como el guerrero,
el caminante y el mago,
se dirigen a ese pueblo
donde falta la tranquilidad.
Mucho tiempo de vuelo
les resta a los tres individuos
místicos personajes de la historia
que de a poco les estoy contando.
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