El caballero poco a poco
va virando su forma de ser.
Pues quien pensó que amaría
resultó difícil de entender.
Tal vez su amada sea otra,
tal vez él no deba merecer
a los labios de Dulcinea,
sino a los de Lorondriel.
¿Será el color errado
el de la cabellera que tomó en sus sueños?
¿Serán otros los labios
los que con tanta pasión había besado?
Solamente queda intentar,
reparar lo casi irreparable.
Hay espadas invisibles,
en este mundo circundante.
Solamente queda intentar,
si hay un atisbo de esperanza.
O saber si cuando vuelva a amar,
necesitará hacerlo con templanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario