lunes, 8 de julio de 2013

Vanesa

Sus ojos son el océano,
agua cristalina en calma,
que alimenta a los seres
llenándoles el alma.

Nadaría esas aguas enteras,
me perdería en su mirar.
Nunca he visto algo que se parezca,
a esa bondad que ellos transmitirán.

Su rostro es de porcelana,
hecho por los más finos artistas.
¡Cómo me gustaría tocarla,
su piel parece la seda misma!

Sus manos son muy delicadas,
parecen de una muñequita:
y al suavemente rozarlas,
la electricidad no es poquita.

Atravesaría cordilleras
montañas y montes,
para ver su cara angelical.
Contemplarla causa mil desbordes,
de pasión, ternura, y más.

Cruzaría todo el polo norte,
aunque parezca fuera sin razón.
Quiero que lo sepa y que esto importe,
pues yo escribo desde el corazón.

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